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miércoles, 9 de mayo de 2012

"Los entrevistadores de Fidel Castro".

 

Miércoles, Mayo 9, 2012 |
Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Dicen que cada año, cerca de dos mil periodistas del mundo piden entrevistar a Fidel Castro. Es natural, un dictador con más de medio siglo en el poder es un raro espécimen. Dicen además que son muchos los periodistas cubanos que se han quedado con las ganas de hacerlo, porque al caudillo sólo le gustan los entrevistadores extranjeros – mucho más si son rubias y americanas -, algo que quizás forme parte de su enfermiza relación de odio-cariño con Estados Unidos y su machismo.

A la famosísima Barbara Walters, Castro le concedió no una, sino dos entrevistas, una en 1977 y la segunda en 2002. Y a la no menos famosa Dianne Sawyer, también rubia, norteamericana y bella, le dio una entrevista en 1993.

Pero en esta larga historia han sido muchos los que afrontaron problemas con sus entrevistas al caudillo.

Hebert L. Matthews, de The New York Times, después de un largo viaje por las montañas de la Sierra Maestra, en febrero de 1957, entrevistó a Fidel. Allí Castro le montó un espectáculo teatral que el cándido Matthews creyó y The New York Times divulgó por el mundo. Un pequeño grupo de guerrilleros marchó en círculo, de forma repetida en lo alto de una loma, para hacer creer al periodisa que allí había un numerosos ejército, en lugar de unos cuantos hombres. Dos mujeres formaron parte de aquella farsa: Celia Sánchez y Haydée Santamaría, cuya foto se ha divulgado hasta el cansancio. Haydee – que jamás disparó un tiro – aparece en la foto con cananas de balas cruzadas sobre su pecho.

Fidel más tarde confesó que había engañado a Matthews. La reacción del periodista al enterarse de la burla, se desconoce.

Dos meses más tarde, otro norteamericano, Wendel L. Hoffman, de la televisión de neoyorkina, subió también a las montañas orientales. Su reportaje se publicó en la Revista Bohemia, en mayo de 1957, nada menos que bajo el título “Yo condeno el terrorismo, –dice Fidel Castro-”, mientras, entre 1957 y 1958, sus seguidores aterrorizaron al país haciendo explotar bombas a diestra y siniestra en lugares públicos.

Hoffman también resultó engañado. Destacó en su trabajo que cuando triunfara, el guerrillero restauraría la Constitución de 1940 y que llevaría al pueblo a unas elecciones libres. Todavía estamos los cubanos esperando que eso ocurra.

De aquellos periodistas extranjeros que vinieron a Cuba durante la guerra en busca de reportajes sensacionalistas sobre la revolución, sólo uno, el ecuatoriano Carlos Bastidas Arguello, encontró la muerte, a manos de un policía de Batista que le disparó varios tiros en un bar de La Habana, el 13 de mayo de 1958, según la versión del gobierno castrista. Un hecho algo extraño, si tenemos en cuenta que todos los demás periodistas llegaron y se marcharon tranquilamente por el aeropuerto de La Habana.

Más recienemente, el talentoso –pero notoriamente izquierdista y pro castrista – Oliver Stone realizó un largo documental-entrevista a Fidel Castro, llamado “Comandante”, para la importante cadena norteamericana de television por cable HBO . Debido a lo obviamente complaciente con el dictador que resultó la entrevista, HBO se negó a difundir la primera versión y envió nuevamente a Stone a Cuba, para que agregara nuevo pietaje al documental, con el fin de hacerlo algo más objetivo e imparcial.

Aun así, “Comandante” está censurado en Cuba; nunca ha sido visto en la televisión, ni en los cines. Pero puede conseguirse en la calle con los vendedores de DVDs pirateados.

El último norteamericano que logró entrevistar al supuestamente retirado Fidel Castro, el 8 de septiembre de 2010, es Jeffrey Goldberg. En esa singular conversación el viejo y desgastado caudillo dijo algo inaudito: admitió a Goldberg que ¨el modelo cubano no funciona ni para nosotros¨. ¿Acaso los delfines del Acuario Nacional –lugar escogido para realizar la entrevista- dominaron la psiquis del dictador y lo relajaron de tal modo que reveló sus verdaderos pensamientos? O quizás fue un desliz freudiano, como dijo el escritor Carlos Alberto Montaner.

Posteriormente, Castro – especialista en decir que no dijo lo que dijo- desmintió a Goldberg y posiblemente lo condenó a no poner nunca más un pie en la Isla.

Larry King, veterano periodista de la CNN, con cincuenta mil entrevistas a personalidades en su carrera, expresó que le hubiera gustado entrevistar a Fidel antes de retirarse, para preguntarle por qué ha gobernado un país más tiempo que nadie en el mundo.

Es poco probable que King –por demás, ya retirado- logre entrevistar a Castro. A Fidel no le gusta que lo llamen dictador, ni siquiera que lo insinúen. Y si alguien lo hace, responde cualquier cosa: que prefiere poder tomarse tranquilamente un helado en una esquina, que solo fue un esclavo de su deber o que se acerca el Apocalipsis.

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