anunció que autorizará
los viajes al exterior. Estamos hablando
del primer permiso de ese tipo en medio
siglo.
En una fracción de segundo, me vienen a la mente los
miles de cubanos - incluyéndome - que nos fuímos de
la isla de una forma u otra. Y los miles que murieron en
su intento…¡Cuánto dolor hubieran evitado! Y ¡cuánto
dinero ganaron ellos en trámites burocráticos,
incluyendo la famosa carta blanca!
Si, en un principio, como cualquier país del mundo, ¡no
hubieran existído tales restricciones!
Tengo un amigo que intentó salir por las costas de
Varadero más de 6 veces en su afán de escapar, de
vivir una vida diferente. Y siempre lo atrapaban. Pero él
seguía insistiendo. Llegó a decirme, en una ocasión,
que prefería ahogarse en el mar, que abandonar su
intento de salir de Cuba. Que ya su vida estaba
arruinada porque ya, para ellos, era un desertor, un
delincuente.
Hace poco, entré a un mercado, aquí en Miami, y
buscando en un estante dónde colocan infinidad de
cereales casi me uno hombro con hombro con la
persona que estaba, al igual que yo, indecisa en cuanto
a qué cereal sería bueno probar ésta vez. Nos
miramos, y no transcurrió ni la milésima de un segundo
para saltar el uno hacia el otro uniéndonos en un
abrazo lleno de lágrimas, asombro, alegrías y miles de
preguntas. No puedo calcular ahora, ni pude calcular
entonces, el tiempo que duró el abrazo, pero sí les
garantizo que ¡fué fuerte y largo! ¡Era mi amigo! y
cuándo ya necesitábamos tanto él como yo, respirar,
nos separamos y sólo me dijo una frase que no he
podido olvidar desde ése día y quería compatirla con
todos ústedes: ”Esta vez sí me les fuí”
Salí del mercado con miles de pregúntas que no hice,
con una alegría que me ahogaba, con su número de
celular para ayudarlo en todo lo que estuviéra a mi
alcance……y sin el Cereal.
Artículo:
Aimara Pérez
Diseño:
Armando Tejuca
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